jueves, 7 de agosto de 2014

EL HONORABLE SIN HONOR

EL HONORABLE SIN HONOR

            Que nadie me diga que alguna vez en su vida ha tenido honor un tío que se ha pasado treinta años defraudando y que lo reconoce en una carta pública con el fin de ocultar delitos aún más graves, suyos y de su mujer e hijos. El padre ya había sido un defraudador con lo cual hablamos de una auténtica y genuina estirpe de ladrones, saqueadores, traficantes de influencias, enemigos de lo público. Ese es el honor de los que nos han estado gobernando y nos gobiernan: una reverenda mierda. Las palabras se van retorciendo y perdiendo su significado. Etimológicamente “aristocracia” significa “el gobierno de los mejores”, ya me diréis que le veis de bueno a la Duquesa de Alba, por ejemplo. No descarto que tras este tsunami informativo la palabra “honorable” termine significando “pedazo de ladrón como la copa de un pino”.
            Ahora dicen que la culpa es de la mujer. No dudo del carácter depredador de Marta Ferrusola, qué va, ni mucho menos. No, no es eso. Es que me fascina el hecho de que los pujolistas hayan caído ahora del guindo y estén constatando que la “famiglia” Pujol-Ferrusola no desmerece ni una chispa de la familia Corleone: adjudicaciones a dedo porque la obra pública catalana era de ellos, mansiones compradas por el precio de una bolsa de gominolas, coches de alta gama por los que se pagó una cantidad irrisoria, regalos de empresarios a cambio de favores canalizados por la Generalitat, dinero en furgonetas, en bolsas, en bolsos, en maletines, en maletas, en sobres, en sacos, en cualquier cosa capaz de contener billetes; pisos, casas, palacetes, mansiones sin escriturar porque pa qué, si ellos están por encima de la ley; viajes a paraísos fiscales como el ciudadano peatón visita la panadería, que no les ha faltado un paraíso por visitar; la prensa catalana cautiva porque en más de 30 años nadie dijo nada, nadie se atrevió y todo el mundo lo sabía. Quizás vayamos viendo que éstos dejan pequeñitos a los Corleone. Y visto esto, que estos mismos pujolistas hayan decidido que la culpa es de la mujer me hace mucha gracia ¿A qué me suena esto? Espera, espera, ah, sí: sale en el Génesis. Pujol es un ladrón, un corrupto, un depredador de la peor especie, hijo de un banquero depredador, ladrón y corrupto, que fue acusado en su día por las autoridades franquistas de desviar dinero a Suiza y que le dejó al hijo (“ay hijo, no te metas en política, que eso no deja dinero”, qué poquico olfato para ser banquero) una cantidad incalculable de millones de pesetas, en Suiza precisamente, porque el muchacho, cristiano y católico a manta, tenía siete hijos y mujer y cómo les iba a echar de comer con lo poco que da la política (repito, vaya olfato para ser banquero). Y el muchacho sabe que lo de los millones sin declarar en un paraíso fiscal están muy feo, pero con el lío de la política y tal y cual se le olvidan los millones, y como el dinero tiene la costumbre de reproducirse como los conejos, cuando vienen a echar mano tienen una montonera de billetes que no la pueden barajar. Y sale el buen señor, ya venerable anciano, pidiendo perdón (¿a qué me suena esto? Ah, sí: lo dijo hace poco uno que cazaba elefantes) por aquel olvido de juventud, pero que vamos, toda la culpa es del dinero que cría como la mala hierba. Y diciendo que ha sido todo obra suya, que su prole, a pesar de ser a ojos vista una cuerda de ladrones, especuladores, defraudadores, sinvergüenzas, saqueadores, que de casta le viene al galgo, no son responsables de nada, y como en la canción de Albert Hammond, Pujol canta “échame a mí la culpa de lo que pase”. No parece que el personal se haya tragado el cuento, pero en cambio, los partidarios de Pujol lo que han hecho ha sido culpar a la señora, la Marta crió a los hijos molt malament, unos consentidos, unos malcriados, y así han salido, un hatajo de sinvergüenzas, que es lo que son, que terminarán en la cárcel. Él no sabía nada, es que ella es muy ambiciosa y muy mala y le engañó y él se comió la manzana sin gana ninguna, sólo porque ella le dejara en paz. Mira tú qué listos, los pujolistas. Y qué originales.
                        Y qué decir del hecho de que la hermana de Pujol se haya enterado el mismo día que todos nosotros de que su padre  dejó al hermano una herencia millonaria en Suiza mientras que a ella la dejó asomada a la ventana. Puedo imaginar a la ancianita corriendo a todo lo que da el bastón a cancelar las misas encargadas por el  eterno descanso del alma de su padre. Y aprovechar el viaje para comprar unas cuantas velas negras.

                        Cuánta transparencia, solidaridad y caridad cristiana en el seno de esa familia. Y si la honradez no existe de padre a hija y de hermano a hermana,  ¿cómo queréis que su comportamiento institucional sea honrado y honorable?

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