martes, 21 de octubre de 2014

UN ALUMNO AVENTAJADO

UN ALUMNO AVENTAJADO
            El pequeño Nicolás: un chico de veinte años, con una cara de crío que dan ganas de darle diez euros para que se vaya al McDonalds, y que es un pupilo cum laude de este sistema en descomposición donde la mala hierba medra que es un gusto. Es lo que genera el sistema: individuos carentes de valores, que destacan por su capacidad de adaptación y que únicamente persiguen el beneficio propio, sin que les preocupe ni lo más mínimo el medio para llegar a su fin, o sea, el paradigma del buen capitalista. El problema con este muchacho es que ha enseñado una patita por debajo de la puerta y eso no se hace, el lobo debe parecer cordero hasta el final del cuento y más allá, que los libros de historia le recuerden como un ciudadano ejemplar  y un padre de la patria sin tacha. ¿Acaso, con lo que sabemos ahora, no ha debido ser parecida la juventud  de Pujol, Rato, Bárcenas, Blesa?
            El PP nos calentaba la cabeza con su modelo de triunfador diciéndonos más o menos que el que estaba en paro  era porque quería porque si uno fuera emprendedor enseguida se haría millonario y nosotros no teníamos muy claro, o al menos yo no lo tenía, de cómo exactamente era ese emprendedor del que tanto se hablaba. Pues ya  lo tenemos: un tío con don de gentes y cara dura a capazos; no se necesita formación, basta con saber arrimarte a los figurones, la apariencia es lo que cuenta para llegar a todas las instancias del poder. El pícaro del Siglo de Oro engañaba por un trago de vino y un trozo de pan, éstos de hoy en día han profesionalizado la vocación. Jetas institucionalizados como Juan Iranzo, uno de los ochenta y seis usuarios del moderno cuerno de la abundancia que es la tarjeta black, le dieron clase al muchacho, por tanto, él no es más que un alumno aventajado. Tan aventajado que les ha dejado con el culo al aire y han tenido que, como Saturno, comerse a su propio hijo, cuando en realidad, estoy convencida de que lo que les salía del alma era darle una consejería o una subdelegación.

            Pero la triste realidad es que si este sinvergüenza pudo hacer lo que hizo con tanta facilidad es porque se mimetizaba perfectamente con el entorno. Le han pillado porque ha sido tonto de puro listo: si en lugar de interesarse por el dinero fácil, se hubiera interesado en primer lugar sólo por el poder (el dinero viene después por su propio pie) en unos años nos hubiera estado pidiendo el voto desde los carteles electorales. Y se lo hubiéramos dado. Bueno, yo  no porque tengo ya más conchas que un galápago y además éstos nunca han sido de mi cuerda, pero un elevado porcentaje de conciudadanos hubieran visto en él al salvador que precisa la patria. La nueva generación de sinvergüenzas ya está en marcha, han pillado a uno por destacar demasiado, pero el resto nos amenaza agazapado en la sombra con su blazer cruzado y su pelo engominado tó p’atrás. Desconfiad.

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