AMOR Y SALARIO
Los cuidados y todo lo que ello conlleva están asignados
a la mujer y son no remunerados por una razón: porque están vinculados a la
emocionalidad, ámbito de lo femenino. La emoción además no se paga. Por favor,
sólo faltaba: se cuida a los hijos por amor, se pone la lavadora por amor, se
ordenan los armarios por amor, se friega el váter por amor. Es una coartada
trampa que hace que el trabajo no remunerado suponga, según estimación de la
OCDE, un 41% del PIB mundial. Y ese trabajo no remunerado es básicamente
femenino. Por lo visto las mujeres con nuestro voluntariado mantenemos casi la mitad
de la economía mundial. Con el agravante de que el trabajo del hogar podría ser
un trabajo como otro cualquiera pero no lo es: es el único trabajo que ni tiene
vacaciones ni se puede posponer y sin embargo es el menos valorado, el
invisible, el que carece de proyección social. La que se queda en casa es la
mantenida. Y si no que se lo pregunten a los hombres que al quedarse en paro
tienen que pasar a ocuparse de la casa y de los hijos: entran en barrena porque
sienten que su valor intrínseco baja al no poder mantener a la familia.
Las Princesas Disney y la educación androcéntrica nos han
enseñado a nosotras y enseñan a nuestras hijas a resignarnos ante esa situación.
La Cenicienta nos insta a trabajar sin descanso, con la esperanza de que un día
llegue un chulo y nos retire. Si ella consigue trepar en la escala social y
pasar de fregona a princesa, por qué yo no. Seguid soñando con poder alcanzar
un triunfo vicario: ser la churri del macho alfa. Este es el súmmum. Es una
situación de desequilibrio que alcanza a las dos partes porque por cada mujer
relegada a un segundo puesto hay un hombre impelido a ser el primero (en el
plano social, laboral, político...) aunque no pueda o no quiera o no tenga
ganas.
No creo que debamos renunciar a la emoción pero sí creo
que tendríamos que rebelarnos contra una emoción que se nos asigna por defecto
y que nos hace chantaje para que nos sintamos obligadas a cumplir con nuestro
papel sin rechistar. Tendremos que empezar a pensar y a plantearnos a ver por
qué la mujer realiza su labor de gratis cuando de gratis no debe trabajar nadie
ya que está erradicada la esclavitud. Sé que es un asunto muy complicado y que
no se acaba con el reparto equitativo de tareas (aunque no es mal comienzo),
pero yo lo pongo ahí, en el tablón de anuncios, para ver si algún día le llega
el debate a este tema.
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