martes, 26 de mayo de 2015

EL ÁRTICO Y LA PITARQUE

El ÁRTICO Y LA PITARQUE

            El Ártico se derrite. Eso lo sabes. Has firmado la petición de Greenpeace para salvar el Ártico. Yo también. Seguro que has visto esa foto de un oso polar subido a un cubito de hielo como para poner en un gintonic.  Esa imagen es muy poderosa, nos conduce a un escenario futurista de auténtica pesadilla. Te preocupa el Ártico y haces bien en preocuparte. Pero si eres de Murcia quizás deberías saber, si no lo sabes aún, que desde hace años se está destruyendo la huerta, un paisaje único, un ecosistema irrepetible. Los culpables son los responsables políticos junto con los gestores del agua, la Junta de Hacendados de Murcia con su tribunal consuetudinario, el Consejo de Hombres Buenos, un auténtico chiste porque para la huerta vienen a ser como el hermano malo de  Sauron. Para mayor recochineo, dicho Consejo es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. 
            Mi querida amiga Marian vino hace unas cuantas semanas a casa. Nos contó transida de pena que estaban entubando La Pitarque, una de las acequias más bellas de Murcia, una  de las pocas que aún quedaban sin  hormigonar. La Pitarque está junto a la casa de su compañero Paco. Ellos y otros amigos intentaron parar la obra y fue como si una pulga le picara a un tren. En otras ocasiones, citando al gran Quino, la pulga no paró al tren pero llenó de ronchas al maquinista. Pero en esta ocasión no y el agua de La Pitarque discurre ahora por el interior de un tubo de hormigón donde los patos no pueden nadar (aunque el de la retroexcavadora intentó convencer a mis amigos de que sí) y a cuyas orillas no puede crecer nada sencillamente  porque ya no hay orillas.  Los actuales gestores están dispuestos a enmoquetar la huerta y lo harán si les dejamos. Esa manía de dejar la huerta como el parking de un centro comercial no es arbitraria y desde luego no es un servicio al bien común, aunque ellos argumenten que así no hay mosquitos y nadie se puede caer dentro. Ese empeño por entubar tiene un triple propósito:
A) La manera de cobrar un agua, que es gratis y de todos, es meterla en un tubo y ponerle un contador al final.
B) Obra que se hace, obra que se cobra, con su correspondiente sobreprecio y sus correspondientes comisiones.
C) El tubo no es transparente, nadie sabe la cantidad de agua que va por dentro así que pueden vender parte del caudal porque ojos que no ven, corazón que no siente.
            Con su ignorancia y su avaricia han dilapidado un patrimonio inabarcable:
- histórico y cultural porque nuestra red de acequias (una de las más antiguas de España) se remonta en algunos tramos  a época romana aunque en su mayor parte es árabe y es una auténtica obra maestra de ingeniería hidráulica; con sus maravillosas norias que estos cafres han pensado desmontar y poner en rotondas.
- medioambiental y paisajístico ya que el de la huerta es un ecosistema con un paisaje agrario de enorme valor y una biodiversidad tal que le valió el nombre de Huerta de Europa.
- económico y de futuro porque todo ese afán cortoplacista del ladrillo, que ha urbanizado hasta las ramblas, ha impedido que se desarrolle la riqueza de la agricultura que en otros países europeos han sabido potenciar tan bien.  
            Han decidido, en definitiva,  que la huerta no sea más que un recuerdo colorista para sacar en un desfile desconectado de toda realidad.
            Pues ahora que ya sabes un poco más sobre la huerta, no dejes de preocuparte por El Ártico, pero piensa  también  en La Pitarque.
          


1 comentario:

  1. No es que, La Pitarque, fuera una de las acequias más bellas... sólo que se paseaba junto a la casa de Paco, y ahí lavaba y fregaba los platos, su abuela y la madre de su abuela.. ahí se bañaban ... ahí junto a ella... a su lado... transcurría la vida. La VIDA.. esa que ahora encierran en un tubo. Cuando ví los tubos a un km al principio del carril me dio un vuelco el corazón... mis entrañas me dijeron que algo grave pasaba, y dejé de dormir esa misma noche. No quería que las máquinas llegaran a casa de Paco. Y sí... no fuimos capaces de pararlos. Y llegaron el sábado santo y trabajaron hasta bien entrada la noche... la sepultaron. Pero tristemente el domingo no ocurrió la resurrección... Pero ¿sabéis que? Nuestro objetivo es que esa resurrección llegue y un día... quizás no muy lejano , esos tubos salgan y se vayan por donde vinieron, y volvamos a ver correr el agua, plantemos árboles y de nuevo la vida sea la protagonista, porque eso es lo que nuestra huerta merece y eso es lo que merecen nuestros herederos... Tenemos la responsabilidad de dejar la huerta mejor de lo que la encontramos... es nuestro tesoro y ¡vamos a conservarlo! aunque para ello haya que sepultar a este, mal llamado, Consejo de Hombres Buenos.

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