domingo, 10 de marzo de 2013

POLÍTICA


De las cosas más tontas que he oído en mi vida una es la de yo no me meto en política, y últimamente la oigo con bastante más frecuencia, seguramente por la urgente necesidad de posicionarnos, tomar partido y en general hacer algo que la realidad social nos demanda. Aquí , el que no se mete en política está diciendo: a mí dejadme tranquilo que si no he hecho nada nunca a ver por qué lo voy a hacer ahora. Pues bien, el que no se mete en política está haciendo política y además una muy peligrosa: la política de hacer dejación de sus funciones como ciudadano o ciudadana. La política de dejar en manos de otros cosas que a él también le competen. La política no es ni más ni menos que la forma de ordenarnos en sociedad. Por lo tanto algo tendremos todos que decir y hacer, en un sentido o en otro, a menos que seas un ermitaño, claro. Si tú no haces política, no te preocupes, otro la hará por ti. Pero claro, cuando la carretera parezca un camino de cabras, el centro de salud no funcione y no haya cole para tu hijo tendrás que pedirle las explicaciones a la virgen de tu pueblo.  Supongo que si en Islandia han conseguido entrullar  a los verdaderos culpables de su crisis es porque son cuatro gatos los islandeses, lo sé, pero también porque han presionado y participado, porque les han pedido explicaciones a sus líderes y porque se han portado como ciudadanos responsables. Y con lo de meterte en política no digo ir a votar cuando toca, digo implicarte en lo que haya a mano: el partido político, el ampa, cáritas o la comisión de fiestas. Seguramente si tuviéramos una sociedad civil activa, participativa, reivindicativa, no hubiéramos llegado a estos extremos. Pero nunca es tarde.

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